DEMOCRACIA EN CUIDADOS INTENSIVOS

PeriodismoPerú.com.- La polarización y la tensión que existe entre los Poderes Ejecutivo y Legislativo se ha agudizado en los últimos días. En el tablero político, el actual Gobierno movió sus fichas e interpretó, a su manera, el rechazo de la cuestión de confianza. Como consecuencia de ello, aceptó la renuncia del Premier y renovó todo el Gabinete.

Sin embargo, si la intención era gatillar la «bala de plata» en el soterrado propósito de disolver el Congreso, el disparo no fue certero y «el tiro salió por la culata», luego de que el Tribunal Constitucional admitiera a trámite la demanda de conflicto competencial y concediera, como medida cautelar, la suspensión de cualquier efecto que pudiera derivarse de tal interpretación. De esta manera, el Ejecutivo no deberá alterar ni modificar la situación de hecho o de derecho que podría afectar al Parlamento Nacional, por lo menos hasta que el proceso constitucional se resuelva, dentro de unos meses, con una sentencia de fondo.

Estas disputas políticas y legales ocurrieron en medio de la visita del Grupo de Alto Nivel del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), que presentó su informe preliminar con un diagnóstico muy poco alentador. Según sus conclusiones, en el Perú existe inestabilidad democrática, situación que dificulta gobernar y atender los asuntos más urgentes del país. El uso excesivo de las herramientas de control político (vacancia, interpelación, negación de viajes al exterior, acusación constitucional, censura, etc.) y de los mecanismos utilizados por cada Poder del Estado para debilitar al otro genera un ambiente altamente polarizado y de acusaciones cruzadas.

Este acoso permanente, según el Grupo de la OEA, provocó la pérdida de credibilidad por parte de la población, que ve a los actores políticos más preocupados en la confrontación que en aprobar proyectos para el bien común. Esta lucha interna entre Poderes genera, en efecto, mayor conflicto y división en la sociedad peruana. De allí que es válido sostener que esta crisis de gobernabilidad ha impactado y profundizado la crisis social del Perú.

Como salida se propone encauzar el diálogo mediante la convocatoria a una instancia en la que participen, sin condicionamientos, todos los actores políticos y miembros de la sociedad civil, con el fin de consensuar una agenda de gobierno. Sin embargo, en nuestro país no existe buena predisposición para el diálogo, pues algunos actores (sobre todo congresistas de oposición) ven a su contraparte implicada con serios indicios de corrupción y no concertarán con alguien que tiene su honorabilidad muy cuestionada.

La tregua política que propuso el organismo internacional no ha sido respetada y la gobernabilidad está en riesgo. Vivimos un clima de intranquilidad política, económica y social. Y si bien nuestra débil democracia sigue sobreviviendo, aún atraviesa una etapa crítica y requiere de cuidados intensivos.

Autor: Miguel D. Jiménez-Torres