EMPUJONES Y JALONEOS EN EL CONGRESO

PeriodismoPerú.com.- Los incidentes protagonizados esta semana en el Congreso de la República retratan, en forma lamentable, la grave crisis política que vivimos o, mejor dicho, que sufrimos a diario. A las investigaciones y serios cuestionamientos que recaen sobre el Gobierno de turno y el entorno de la familia presidencial, se suman también los problemas y peleas al interior del Hemiciclo, que se ha convertido en el espectáculo viral del mes de los circos.

Los empujones y jaloneos ocurridos entre algunos congresistas es un suceso paupérrimo y vergonzoso que merece ser analizado, a fin de bosquejar sus causas y plantear alternativas de solución.

Todo comenzó luego de que una congresista acusó a algunos de sus colegas de venderse «por un plato de lentejas» y, ante la protesta de la bancada de Perú Libre, no retiró la palabra ofensiva y solo «cambió de plato» irónicamente. Las protestas y reclamos continuaron, hasta que los congresistas de Acción Popular Darwin Espinoza y Wilson Soto casi se van a las manos luego de que el primero le increpara fuertemente y el segundo lo empujara por la espalda. Parecía una de las tantas riñas que ocurren en un salón de clases de colegio secundario sin profesor. El segundo incidente tuvo como protagonista a la expresidenta del Congreso, quien discutió áspera y acaloradamente con la legisladora Isabel Cortez, quien no dejaba de señalarla con el dedo, a lo que María del Carmen Alva reaccionó en forma iracunda y descontrolada tirando del brazo a su colega y gritándole en la cara. Parecía una de las tantas riñas que ocurren en un mercado de barrio.

Ese es el nivel de nuestro Parlamento Nacional y por eso su alta desaprobación reflejada en las últimas encuestas. Ese es el resultado de la decadencia de la clase política y de la agonía de los partidos políticos.

Precisamente, esas organizaciones políticas son las responsables de escoger a los candidatos que participan en los procesos electorales. Algunas veces son seleccionados por su afinidad o militancia política, por su prestigio o popularidad, y otras—como ocurre en la mayoría de los casos— por la cantidad de dinero que se aporta a la campaña. Lamentablemente, los electores terminan escogiendo entre el grupo de candidatos que se le impone.

Necesitamos una reforma del sistema que permite el acceso a cargos de elección popular. Para ello, la selección de candidatos no debe depender únicamente de los intereses políticos o económicos de los dueños de las organizaciones políticas. Por el contrario, por ser de interés nacional, se debe establecer mayores requisitos a los contemplados en la Constitución, para que así los postulantes no se determinen solo por su lugar de nacimiento, su edad, su derecho al sufragio y su inscripción en el Reniec. Se requiere un cambio en el sistema y un cambio de personas. Se requiere de personas más preparadas, con formación profesional y ética comprobadas, y con la solvencia e idoneidad moral que tanta falta hace en estos tiempos.

Autor: Miguel D. Jiménez-Torres